¿Estamos cultivando y cuidando nuestras almas?
Es fascinante conocer nuestros orígenes porque a través de ello logramos entender mejor nuestro presente. El pasado es una huella que nos ha marcado, pero que nos deja historias que nos permiten crecer y mejorar a través de la experiencia.
Creo que por mucho esta porción es tan rica en conocimiento básico pshat (literalidad), remez (alegorías), drash (interpretación) y sod (místico) que podrían derivarse miles de mensajes de cada verso contenido en ella. Sin embargo, en términos generales, Bereshit proviene de las palabras Be– “en, dentro de” y reshit,“primero”, que deriva de la misma raíz de rosh, “cabeza, comienzo, principal”, por lo que se deduce que Bereshit es “el principio de todo lo creado”. Esta porción se divide en distintos temas como lo son la creación de nuestro mundo físico, nuestro sistema solar, nuestro planeta, nuestra lumbrera, el universo y la creación de todos los animales, terminando en la creación de un ser único: el ser humano.
Luego, nos relata la creación del Shabbat, que es el establecimiento del día de descanso y vemos cómo todo fue creado para generar vida, ser benditos y para que nos alegremos y admiremos la Mano de Dios. Posteriormente, relata la porción de que del hombre fue creado andrógeno y Dios en un momento determinado decide separar su lado femenino del masculino, ya que no era bueno que el hombre estuviera solo. De allí se deriva también el origen del propósito del hombre en el jardín creado por Dios, que es para cuidarlo, cultivarlo y sojuzgarlo, y ahora el hombre y la mujer reciben la instrucción de no comer de un fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal.
Sigue el relato que un día, una serpiente que habla aparece a la mujer, que aún no había sido llamada Eva, y ella toma del fruto que habían recibido la instrucción de no comer, y come, pero no se quedó allí, sino que le comparte del fruto a su marido quién también come y se consuma así el primer pecado del mundo: La desobediencia. A raíz de esta acción son expulsados del huerto, llamado Edén, se les dicta la sentencia de que ahora el ser humano volverá un día al polvo (no que moriremos), que comeremos con dolor el plan diario y que daremos a luz con dolores, finalizando esta historia del huerto expulsados y con el acceso irrestricto del camino al árbol de la vida eliminado.
Como consecuencia de sus acciones, fuera del Edén, se relata la historia de dos hijos de Adán y Eva, conocidos como Caín y Abel, que concluye en el relato del primer asesinato a causa de la envidia y violencia. Luego comienza la degradación del ser humano a través de los descendientes de los hijos de Caín y Set, y se relatan los ciclos de vida y muerte de cada descendiente reafirmando la sentencia del Eterno en los capítulos iniciales: todos retornan a la tierra, no importa su edad.
La historia da un giro y relata cómo en el desarrollo humano como sociedad, mientras adquiere más conocimiento del bien y el mal, va desapareciendo el temor a Dios, y se vuelven corruptos, a tal punto que Dios decide acabar con la humanidad con agua, bajo un diluvio. Aparentemente con la desaparición de la humanidad, debería haber resurgido un hombre renovado, ya que sólo Noé y sus hijos con sus familias sobreviven, sin embargo, también estos hombres se corrompen. Y es así como aparecen los hijos de Noé.Noé fue deshonrado por su hijo Cam, y aparecen por primera vez los hombres suplantadores de Dios, como Nimrod.
El hombre como raza intenta superar a Dios y construye una torre, la cual es destruida por la Mano Divina y nuevamente la raza humana es dispersada por el globo terráqueo y se instituyen las lenguas. Finaliza la porción dando una esperanza a la humanidad relatando la descendencia de Sem, preparando la historia de introducción de Abraham.
Sin embargo, quisiera referirme en esta oportunidad sobre un tema que nació hace unos quince días mientras escuchaba una exposición a la que asistí sobre cambio climático, hablando sobre el rol y la cosmovisión de diferentes culturas sobre el cuido del planeta, a lo que el expositor dijo que inició una investigación de cuál era el rol del hombre en la tierra respecto a su responsabilidad del planta. Si bien es cierto, la presentación no era el tema central, el rol del hombre con el medioambiente, su tema inicial me hizo pensar al respecto.
Inició relatando de cómo las tribus del Norte del Continente (Haida y Siux) enseñaban que su rol principal era el ser protectores y guardianes de un orden natural y espiritual, el cual se manifestaba en una profunda relación con la naturaleza, la veneración de espíritus, y la creencia de que la vida, tanto humana como animal, está interrelacionada y es sagrada. Partiendo de ello destacaban su rol de protección hacia el medio ambiente, respeto por la naturaleza, responsabilidad comunitaria con roles específicos separados como hombres y mujeres y que los elementos naturales como el viento, el agua, las plantas y los animales poseen su propio espíritu y personalidad, además creían que existían ciclos que son renovables y que la Tierra funge como una madre, por ello, antes de utilizar los recursos, se le pide permiso en ceremonias y rituales.
Luego, me puse a investigar sobre el Popol Vuh ya que hicieron mención de los mayas, que relata que los hombres fueron creados varias veces iniciando del barro pero que finalmente surgieron del maíz para que pudieran adorar y alimentar a los dioses a través de ofrendas. El humano formaba parte de un sistema mayor que él llamado Qanan Ulew o “Nuestra Madre Tierra”. Todas las cosas, vivas o no, tienen un espíritu y merecen respeto. Existe un orden cósmico en donde existen varios niveles (cielo, tierra e inframundo) y están interconectados por el árbol sagrado de la ceiba. El hombre fue creado para hablar con los dioses y mantener un orden cósmico a través de rituales, ofrendas y agradecimientos.
De igual manera los incas y quechuas mantenían la creencia de que Viracocha creó el mundo, formó al hombre del barro y que su rol era respetar las leyes morales y naturales en reciprocidad con la Pachamama (madre tierra). La vida es recíproca de tal manera que lo que se toma de la tierra debe devolverse. En términos generales todas las religiones amerindias entienden de manera común de que la creación fue un proceso cíclico y que fue hecha por los dioses, que la naturaleza tiene alma propia y viva, y que el rol del hombre es ser un equilibrio entre los mundos espirituales y materiales, debe vivir agradecido y retribuir respetuosamente a la naturaleza por proveer lo necesario para su subsistencia. El fin del hombre es mantener el equilibrio entre los dioses, naturaleza y comunidad.
Pero la razón del presente drash, es porque mencionaron Génesis 1:28 cuando dice en traducción cristiana católica: “Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense»”. Llenen la tierra y sométanla.¿Por qué? Porque dijo: Tuve problemas en leer la versión occidental, judeocristiana, porque todos los demás buscan armonía, pero aquí nos habla de llenar, someter y no de devolver nada a cambio. Luego siguió su presentación que me encantó, por cierto, pero me quedé con esta espina muy dentro de mí por lo que quise exponer qué dice al respecto la Torá y es el desarrollo en medio de un mundo progresista, con ciertos valores ecológicos de supuestos defensores del planeta que sólo andan protestando hoy en día por genocidios inexistentes.
Antes del 1:28, en el verso 1:26 dice: “Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza».” Vayómer Elohím: na’asé adám betzalménu kidmuténu וַיֹּאמֶר אֱלֹהִים נַעֲשֶׂה אָדָם בְּצַלְמֵנוּ Nótese que a este momento el ser humano aún no había sido contaminado por la desobediencia. Pero Dios desea que poseamos las características de Él en nosotros. Si partimos de que Dios no es materia, ni creado de materia, no podemos reproducirlo como semejanza de hombre. Sin embargo, aquellas características etéreas podemos recrearlas. Hasta este verso Dios se había manifestado demostrando características como amor, gobernabilidad, creatividad, vida, un ser que bendice lo que hace, lógica, orden, entre muchas cosas. Así que, Dios en el 1:28 no entregaría el mundo a un animal irracional, sino a uno que emulara sus características.
En el verso 27 menciona: “Y creó Dios al hombre a Su imagen; a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” וַיִּבְרָא אֱלֹהִים אֶת־הָאָדָם בְּצַלְמוֹ בְּצֶלֶם אֱלֹהִים בָּרָא אֹתוֹ זָכָר וּנְקֵבָה בָּרָא אֹתָם Vayivrá Elohím et-ha’adám betzalmo; betzelem Elohím bará otó; zájar unekevá bará otám. Nuevamente en este verso reafirma su plan, y lo ejecuta. Algo que vemos de Dios es que lo que dice que hará, lo ejecuta.
Luego, viene el verso 28 en donde dice: “Y los bendijo Dios, y les dijo: “Sean fecundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; y dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.” Vayevárej otám Elohím vayómer lahem Elohím: perú urvú umilú et-ha’áretz vejivshúha; urdú bidgát hayám uve’óf hashámayim uvejol jaiyá haroméset al ha’áretz. Las palabras claves que en este caso me interesan es someter “Vejivshúha וְכִבְשֻׁהָ”, dominar Urdú וּרְדוּ. Hoy en día. ¿Acaso el Dios hebreo es malo que nos autoriza la autodestrucción?
Radú רְדוּ (dominen) implica un liderazgo responsable, no se refiere a explotación. En la biblia hebrea según el contexto implica autoridad ordenada para desarrollar una función. Vemos cómo aparece en Bereshit 9:2 cuando dice: “Todo ser viviente que se mueve sobre la tierra les será dado en su poder; y dominarán (רְדוּ) sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra”. Sin embargo, también puede usarse en otros contextos como el reino de salomón cuando dice 1 Reyes 4:4 “Salomón dominaba (רָדָה) sobre todos los reyes desde el río hasta la tierra de los filisteos” o es usado en Shemot 1:8-14 para dar la idea de la subyugación de Israel por parte de los egipcios.
וְכִבְשֻׁהָ Vejivshúha, conquístela o sométanla, en nuestra porción no se refiere a una conquista bélica, sino a un ordenamiento de la tierra, a una relación de poder en donde el ser humano fue dotado de una imagen al resto de la naturaleza, y que esta imagen debe emularla, es decir, debe de cuidar el jardín que Dios nos entregó.
De allí es que conectamos al 2:15 “Dios persuadió al hombre a entrar en el jardín, y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo guardara.” Vayikaj Adonai Elohim et-ha’adam, vayanijéhu beGan Eden, le’avdá ulshomrá. וַיִּקַּח יְהוָה אֱלֹהִים אֶת־הָאָדָם וַיַּנִּחֵהוּ בְּגַן־עֵדֶן לְעָבְדָהּ וּלְשָׁמְרָהּ׃ A diferencia de las otras culturas, parece que Dios le da la responsabilidad al hombre a partir del momento que le dio capacidad de decidir, y es el hombre, no la “madre naturaleza”, quien debe responder por el cuido y administración debida del activo que Dios le entregó: La Tierra.
Así que, se nos otorga el trabajo como un propósito espiritual, no podemos ser personas ociosas. Las palabras utilizadas son Le’avdá (trabajar) y Ulshomrá (guardar). Pero ¿acaso no dice que milagrosamente el jardín producía por sí mismos los frutos? ¿Por qué trabajar? Bereshit Rabbah 16:5 dicen que “le’avdá” (trabajarla) y “ulshomrá” (guardarla) no sólo se refieren al cultivo físico, sino a cumplir los mandamientos, es decir, no éramos campesinos tal y como hoy en día entendemos, sino que somos puestos en el jardín para ser servidores de Dios manteniendo el equilibrio dentro del mismo. El Rabino Hirsch da la siguiente idea: “Si el hombre cultiva la tierra sin guardar sus límites, destruye el jardín; si guarda sin cultivar, lo vuelve estéril”. Por lo tanto, el hombre realmente debía servir al jardín y no explotarlo.
Esta idea previamente descrita es muy aplicable hoy en día, todos nosotros somos un Edén, un alma que es un microcosmos, al momento en que nacimos venimos a este mundo gozando de un equilibrio entre ambos mundos. A medida que nos vamos desarrollando, vamos conociendo el bien y mal, y vamos conociendo el dolor y esfuerzo. Acá es donde cobra sentido lo que Dios nos pide: le’avdá y Ulshomrá. ¿estamos cultivando nuestra tierra? ¿la estamos protegiendo? ¿Estamos cosechando caos, desequilibrio y destrucción? Las acciones de hoy definen el mañana, la destrucción (decadencia) o la esterilidad espiritual.
Leemos que el hombre al ser expulsado dejó de cuidar y cultivar su alma, porque generó un desequilibrio del mundo creado, el hombre que se suponía que había sido creado para usar su poder (creatividad, fuerza, deseo) para servir a Dios y cuidar la armonía, ahora había generado una ruptura en cuidar estos mandamientos. Vemos cómo Caín “cultiva” pero no “guarda” la tierra, es decir, su trabajo es egoísta desconectado del servicio divino. Él encarna le’avdá sin ulshomrá, acción sin contención. Vemos cómo Abel “guarda” el rebaño, pero no transforma el mundo (esterilidad) representando ulshomrá sin le’avdá, cuidado sin productividad. Como consecuencia, cuando Caín mata a Abel “es el triunfo del dominio sin ética”. Así, la sangre derramada de Abel es el símbolo de un “cultivo sin cuidado”
En el 6:11-12 dice “Y la tierra se corrompió delante de Dios, y la tierra se llenó de hamás (violencia, robo)”. Así que la humanidad “cultivaba” el mundo con “acción, poder, expansión”, pero había perdido por completo el “guardar”, es decir, “poner límites, ejercer la justicia, y practicar la contención”. Así, el mundo volvió a ser “una tierra sin forma y vacía” (tohu va-vohu), como al inicio de la creación. Hubo una regresión del cosmos al caos. En el Tanjuma, Noaj Simán12 resume la idea de que “cuando el hombre abusa del dominio que se le dio sobre la tierra, la tierra misma se levanta contra él”.
Finalizo cerrando con nuestra porción, el desequilibrio del hombre postdiluviano. Noaj planta una viña (cultiva) pero no se guarda, generando como consecuencia embriaguez y desnudez, y vergüenza familiar. Al hombre que Dios le dijo nuevamente al salir del arca: cuida y guarda, pero éste, generó el desequilibrio. Noaj cuidó la creación, pero no ejerció la fuerza creativa (cultivar) luego del diluvio, produciendo esterilidad. Luego, el hombre construye una torre para establecer gobernanza (cultiva) pero no cuida, no guarda, generando al hombre dios Nimrod. Por ello pienso que Abraham fue elegido, porque retornó al mandato de cuidar (jesed y ulshomrá) y servicio (le’avdá) que se traduce en bendición.
Ahora puedo decir con firmeza, que la Torá fuera de su contexto, no tendrá sentido, pero con el espíritu correcto, es un árbol de vida para la humanidad. Por lo tanto, la visión del ponente se quedó corta frente a la riqueza de la Torá.
Shabbat Shalom
Mauricio Quintero
