Quiero estar cerca de Ud, Hashem.
“Loable es aquel a quien Ud. escoge y a quien acerca para que habite en Sus atrios” (Tehilim 65:5)
“Cercano está el Señor a todos los que le invocan, a todos los que le invocan con sinceridad.” (Tehilim 145:18)
“Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes.” (Yaakov 4:8)
“Pero para mí, la cercanía de Dios es mi bien” (Tehilim 73:28)
Mientras leía esta porción de esta semana, venía a mi mente una pregunta crucial, ¿porqué acercarme a Dios? ¿de qué me sirve? ¿debe existir una razón en especial? Saben, nosotros en nuestro hogar tenemos unas perritas, somos sus amos, y si hay algo que he aprendido de estas perritas, es que los perritos no necesitan una razón especifica para estar con sus amos, ellos están allí porque sencillamente son felices de estar allí. Por ello bien les puso el nombre adan harishon a estos animalitos: “ke-lev”, “todo corazón”.
Mientras escribía este mensaje recordé una canción de Michael W Smith quien compuso una canción a Dios, la cual dice “acércame a ti”….. “porque eres todo lo que necesito, lo que he necesitado, ayúdame a saber que estás cerca”. No sé en qué contexto escribió la canción, pero me hizo pensar en mi relación con el Eterno, y fue una oración que esta muy apegada a la porción de esta semana, ya que personalmente tiendo a olvidar que Dios quiere que me acerque a Él y de igual manera paso desapercibido que Él quiere estar cerca de mí.
En esta porción, inicia con el siguiente verso: וַיִּקְרָ֖א אֶל־משֶׁ֑ה וַיְדַבֵּ֤ר יְהֹוָה֙ “Vayikrá el-Moshé vayedaber Adonay” “Y llamó (el Eterno) a Moisés, y le habló el Eterno”. ¿Cómo finaliza el libro de Shemot? Finaliza indicando que Dios entra a su lugar secreto, a su lugar de habitación, a su tienda, al lugar de intimidad. Sin embargo, no se ve, sólo se percibe. De este lugar, dicen algunos sabios que hace un llamado de amor a Moshé, indicándole, “Moshé, ¿quieres venir?”. Es este tipo de llamado el cual se refiere el texto. A veces nos llaman para regañarnos, otras veces para dar indicaciones, otras veces para informar, pero en algunas oportunidades es para poder intimar, para abrir los corazones.
Luego, comienza a explicar de alguna manera muy extraña, “Moshé (estoy parafraseando) ¿qué estrategia puedo utilizar para que el pueblo se acerque a mí? Recordemos que en Shemot 20: 16 el pueblo dijo: “y dijeron a Moisés: ¡Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos; más no hable Dios con nosotros, ¡no sea que muramos!”. Y el v. 18 indica: “Y el pueblo se mantuvo a lo lejos…” Era claro, que Israel no tenía temor del Eterno (respeto), sino que miedo. Y el miedo no es característico de Dios, por miedo Caín huyó luego de asesinar a Abel, por miedo Yaakov salió de Israel rumbo hacia Haram, por miedo Moshé asesinó a un egipcio, por miedo las hijas de Lot practicaron incesto. Es decir, que una relación basada en el miedo, se vuelve una relación enfermiza, tóxica.
Dios desea mantener una relación, y es por ello que se establece al centro del campamento, habitar en medio de ellos (como menciona Shemot 25:8), con lo cual era clara su intención, Dios quería ser el “centro” de sus vidas cotidianas, quería tener un lugar en su corazón y mente, y mantener un contacto continuo con ellos. Sin embargo, entre ellos y Dios había una barrera muy alta: El miedo.
Recuerdo que cuando quería conquistar a mi esposa, intentaba hacer distintas estrategias para llamarle su atención, para ganar su corazón, para establecer una relación y sobre todo para tener correspondencia de su amor, y de esta misma manera, Dios, deseó establecer la excusa para que no importara cuál fuese la condición actual de las personas, ellas tuvieran una “excusa” para acercarse, esto provocaría romper paradigmas hasta este momento existente en aquellas sociedades.
Primer paradigma, Dios es exclusivo para la casta de sacerdotes no para la gente común. Todas las sociedades sin excepción tenían clases formadas por realeza, los ricos, los militares, los religiosos y por último el pueblo. El pueblo era totalmente ignorado y había una separación entre los “dioses” y ellos, ellos sólo podían entablar una relación distante con estos dioses a través de los religiosos y sacrificios. Así que, el hecho que el lugar de habitación de Dios esté al centro de ellos no es poca cosa.
Segundo paradigma, se la idea que las deidades habitaban en grandes templos fijos y colosales, asombrosas obras de arquitectura e ingeniería en donde era un punto de conexión tierra-divinidad. Acá leemos que el Dios más Poderoso de toda la existencia desea vivir en una carpa, no es un templo fijo. ¿pueden imaginar que los otros dioses tenían templos aparentemente más soberbios que el Mishkan? Esto también no es poca cosa, el objetivo era un templo movible y transportable, porque donde estuviera Israel, Dios estaría al centro de ellos. Esto tampoco es poca cosa y es algo innovador. Además su mensaje era claro: “Mía es toda la Tierra”.
Tercer paradigma, Dios decide que hayan Korbanot y no Zevajim, es decir, que un “acercamiento” y no “sacrificios”. En el mundo antiguo el derramamiento de sangre era visto como el deseo de los dioses, y estos dioses no mostraban misericordia y amor, sino que querían una obediencia ciega y en caso de desobediencia no había espacio para la misericordia, sino sólo el castigo. Entonces para aplacar su ira se saciaba si alguien “pagaba” las maldades del penitente. Sin embargo, este Dios Único pone bien claro que Él no desea sacrificios ni derramamiento de sangre, Él pide que el pueblo se acerque a Él (Leer Tehilim 51:16; Oseas 6:6).
Entonces, ¿Por qué nos acercamos a Dios? Bueno, según leemos, hay diversas razones que describo a continuación, Primera razón: los Korbanot (acercamiento) eran voluntarios, no obligatorios. Segundo, pueden ser presentados por cualquier alma (no importa raza, sexo o estatus social) que desee acercarse al Eterno. Referente a las razones específicas descritas en esta porción, nos enseñan que el Olá y la Minjá no había una razón especifica, era sencillamente quiero agradar a Dios, quiero estar cerca de Él, quiero reconocer su majestad o contemplar su hermosura.
Segundo, nos enseña acerca de los Bikurim, la ofrenda de las primicias o primeros frutos, esta es una ofrenda de honra agradeciendo a Dios su sustento. Tercero, aparecen los Shelamin, estas son ofrendas de comunión social, en la cual las familias hacen a Dios parte de su vida y comen juntos frente al Eterno, son ofrendas de paz. ¡Cuán importante es la paz en medio de los hogares hoy en día! En los Shelamin eran usualmente ofrendas de paz, ofrendas de agradecimiento por alguna bendición o cumplimiento de promesa.
Cuarto, las ofrendas del Jataah, las ofrendas para cubrir las faltas cometidas de las cuales el oferente ha tomado conciencia de que cometió un error y necesita el perdón (cobertura) de Dios. El punto es que te sientes mal por haber cometido un acto erróneo en tu vida, te avergüenza y sientes que no tienes “cara” para estar delante del Eterno, entonces Dios quita tu vergüenza cubriendo tu error, tapándolo para que no sea más expuesto a todos los demás.
Quinto, el Asham, la ofrenda de los errores que se cometieron en conciencia y especialmente en clara ofensa al Eterno quebrantando sus mandamientos, provocando culpa. En otros casos, la culpa de sigue porque no tengo capacidad de estar seguro si erré o no. Nótese que culpa no es lo mismo que vergüenza, la culpa es una acusación constante de que soy responsable de un acto malo, esto no permite levantar cabeza. En cambio, la vergüenza es algo temporal que viene por momentos cuando existen situaciones similares propias o de terceros que me recuerdan un mal hecho. Usualmente van de la mano. La vergüenza según la experta Dra. Palomares dice: “Sentimos vergüenza, nuestro deseo más profundo es escondernos. Es como si nos encogiéramos emocionalmente, mientras que el entorno y las personas a nuestro alrededor parecen crecer en tamaño e importancia. Se manifiesta por sonrojamiento, evitar contacto visual, nerviosidad, ritmos cardíacos variados, y genera indignidad personal como si fuésemos inadecuados o insuficientes”. Por otra parte, la culpa, explica la experta “La culpa, por su parte, es una emoción más introspectiva y moralmente cargada. Surge al percibirnos como responsables de un error o daño causado. Genera en nosotros conciencia moral, autocrítica con un nivel de severidad exagerado, puede generar ansiedad y malestar persistente”.
Las ofrendas tenían un componente integrador, porque podría presentarlas desde el más rico hasta el más pobre con algo que ofrecer, por lo que la idea de un “Dios sangriento o que se complace de oro” no existe, ya que se presentaban también ofrendas vegetales, o de aves de bajo costo y fácil acceso como palomas. El fin entonces, es acercarse a Dios, del alma que desee acercase al Él.
Retorno al inicio, debemos acercarnos con sinceridad delante de Él, tal como somos, no pretendiendo ser otros o perfectos, con culpa o vergüenza, con alegría o tristeza, con gozo o con molestias. Al presentarnos, opera la ley de acción y reacción, en la cual nosotros nos acercamos y Él se acerca a nosotros. Cuando pienso en ello, realmente llego a la conclusión que al final Él nos escoge para estar cerca de Él, aunque aparente que nosotros nos acercamos a Él, y que estar cerca de Él es nuestro bien final, no hay otro lugar o momento más importante, allí se encuentra el verdadero Shalom. En medio de tanto ruido de guerras hoy en día, de aflicciones de batallas comerciales y de un nuevo orden mundial, encontrar Shalom es vital.
Mi oración es que tengamos una necesidad constante de habitar en Su casa, de estar cerca de Hashem porque es donde quiero estar, sin una necesidad especifica, sólo es por el deseo de estar cerca de Él, de buscarle continuamente y de hallar el bien.
Shabbat Shalom
Mauricio Quintero