Haremos todas las palabras que Adonai ha dicho

Hoy decidí dirigirme a nuestra comunidad de la misma manera que Deborah lo hizo en el libro de Shoftim, en el día de los jueces cuando se mantuvo en la brecha hasta que un líder masculino esforzado estuvo dispuesto y listo para aceptar su papel y su llamado.

Saben, toda mi vida he buscado la verdad. Tengo 73 años. Lo suficientemente mayor para que se la madre de alguno de ustedes, y, sin embargo, lo suficientemente joven para ser su colega. Ahora, después de ver lo que le sucedió al rabino Percy, mi perspectiva total de nuestra largura de días ha cambiado. Sé que nuestro Dios lo llamó a su casa por las razones que él decidió. ¿Quiénes somos nosotros para cuestionar? Simplemente su momento había llegado.

He entregado mi vida a este trabajo desde 1989 antes de que Percy, Rhonda y sus hijos se mudaran a Montreal. He cambiado mi carrera muchas veces siempre tratando de entregarme completamente a lo que creía y deseara que los demás conocieran. No tengamos miedo al cambio. Tengamos miedo de estar demasiado cómodos. La vida es un viaje y las decisiones que tomemos hoy nos afectarán por el resto de nuestras vidas. He tenido que tomar muchas, muchas decisiones importantes en mi vida, pero siempre viví de acuerdo con mis convicciones, incluso cuando descubrí que estaba quebrantando los mandamientos. No lo veía desde esta perspectiva en aquel momento, pero siempre viví dentro de ciertos límites. Lamentablemente, permití que otros me impusieran ciertos límites. El Creador nos dio límites específicos y claros que nos protegen de nosotros mismos y de aquellos que están esperando aprovecharse de nosotros. Por eso les digo a los padres que son jóvenes: “inviertan tiempo y energía en establecer límites saludables para sus hijos”. Están entrando en un mundo en el que necesitan estar equipados para tomar las decisiones correctas, como también lo hacemos nosotros. Estoy muy contento de servir al “Dios del comenzar de nuevo”, como le llama el rabino Percy. A medida que crezco y cambio, al hacer teshuvá, me vuelvo hacia Él, reconociendo mi obrar y haciendo restitución, algo que no sólo sucede en el plano físico, sino algo que a nivel espiritual provoca el rompimiento de las maldiciones del pasado. Mi vida ahora está en una espiral ascendente, no en una espiral descendente como en la que estaba en mis treintas.

Puedo dar fe de los resultados en mi propia vida y después de 60 años de búsqueda, esta forma de vivir la Torá es la verdad. La Luz de la Torá brilla intensamente en nosotros, así que no tengamos miedo de lo que está sucediendo en el mundo, pero unámonos con lo que hemos aprendido y seguiremos aprendiendo de nuestro rabino. ¿Crees que solo porque se fue, dejamos de aprender de él? Me dijo que no le queda nada que enseñar si no lo estamos viviendo, entonces de qué sirve aprenderlo. La gente todavía está aprendiendo del rabino Maimónides, el rabino Najman de Breslev, y nosotros estamos aprendiendo de Moshe, el rabino Yeshua y del rabino Percy.

Estamos bajo la cobertura de Dios, Su Kapará, Su Sucá, mientras seamos obedientes. No significa que seremos librados de la muerte o el sufrimiento, solo significa que Él está caminando por esta vida con nosotros. Cuando estuvimos al pie del monte Sinaí dijimos: primero, en éxodo 19: 8 “todo lo que Jehová ha dicho, lo haremos”. Esto fue antes de que Moshé subiera al monte. Esta afirmación se repite de nuevo en Ex. 24: 2 ‘Kol ha devarim asher d´ver YHVH naasé”, “haremos todas las palabras que Adonai ha dicho”. Luego, en Ex 24:7: “tomó el Libro del pacto – ha Sefer ha dibrit – y lo leyó a los oídos del pueblo; y dijeron: “todo lo que el SEÑOR ha dicho, haremos y obedeceremos – “naaseh v’nishmah”.

El mandato de esta comunidad es hacer lo que está escrito aquí. Esto es lo que nos permite ser “orh l’goyim”: luz para las naciones. Como leemos en Isaías 42. No tenemos que inventar una nueva constitución. El rabino Yeshua llamó a su gente a volver a lo que Moshe quería que hiciéramos. Nos trajo de regreso a los sencillos Diez Mandamientos, el sencillo mensaje del monte Sinaí. Este fue el mensaje que nos envió el rabino Percy a pesar de lo que nos dicen todas las religiones, incluido el judaísmo mesiánico. Lo dijo una y otra vez en sus últimos años con nosotros. No nos lamentemos por su fallecimiento, aunque deja un gran vacío en nuestras vidas, pero regocijémonos en su llamado. El Rabino, llamó a Sucot el “Festival del fin y el comenzar de nuevo”. Es un tiempo de Simjateinu – Regocijo-. ¿Diremos como comunidad, “haremos y obedeceremos”? Acabamos de escuchar los mandamientos leídos en voz alta como si nosotros, judíos y gentiles, estuviéramos juntos al pie del monte Sinaí. ¿Que más necesitamos? ¿Necesitamos dedicar nuestro tiempo a buscar las cosas ocultas que Dios no nos ha revelado? Sé que son atractivos; Pasé años buscando lo místico. O, ¿pasaremos tiempo usando las sencillas fórmulas que nuestro rabino extrajo de las Escrituras?

Permítanme comparar su fórmula con las Altas Fiestas. Cuando caminamos en una “relación” con el Dios de Israel y no con los dioses creados por nosotros… comenzamos reconociendo lo que hacemos y quiénes somos. Esa es la parte más difícil. Ahí es cuando tocamos nuestro propio Shofar. Esa es nuestra llamada de atención personal, nuestro Yom Teruah. A continuación, pasamos de la emuná, la fe que es un regalo de Dios para nosotros para que nadie pueda jactarse como dijo Rab Saúl. Luego, pasamos a Bitajón – confianza-. Cada vez que damos un paso de fe para actuar sobre lo que acabamos de reconocer, sucede algo asombroso. Se llama cambio de paradigma. Es un cambio de vida, no solo a nivel físico sino espiritual, como dije antes, donde las maldiciones familiares se rompen hasta la milésima generación. Esto fortalece nuestra bejirá jofshit, nuestro libre albedrío, que es otro regalo de nuestro Creador. Nos ayuda a tomar mejores decisiones con responsabilidad porque la Torá nos da sabiduría. Somos capaces de humillarnos y escuchar a los que nos rodean y que se preocupan por nosotros. Y finalmente, podemos descansar sabiendo que, aunque las personas que nos rodean pueden juzgarnos por la vista de sus ojos, solo nuestro Bore Olam conoce nuestra Kavaná, la intención de nuestros corazones. Ese es nuestro Yom Kipur. Ahora que entramos en nuestro Sucot, nos regocijamos sabiendo que nunca es demasiado tarde para darle la vuelta a nuestras vidas al Creador y vivir a Su manera, no a la nuestra.

Nuestro camino es sencillo, pero no es nada fácil. Hay mucho dolor en el crecimiento. Se llaman dolores del crecimiento. Cuán fácil es cuando alguien nos lástima, acudir a esa persona y decirle lo que hizo, cómo nos hizo sentir, y luego que ambos sean lo suficientemente humildes como para admitir la verdad sobre lo sucedido y que estén dispuestos a perdonarse el uno al otro.

En este momento, el mundo está agitando su puño hacia el Creador en todos los sentidos una vez más. Hemos visto esto antes en la historia. No es nuevo. El diluvio de Noé, Sodoma y Gomorra, el faraón en Egipto e innumerables otras historias mencionadas en nuestra Biblia. Así que ahora que pasamos una nueva página en nuestra comunidad, veo nuestra situación como si nuestro rabino estuviera lejos, en algún lugar (tal vez en una hermosa playa) sin teléfono ni internet. No puede contactarnos, pero está feliz de saber que nos dejó las herramientas para seguir creciendo. Tenemos mucho trabajo por hacer después de las vacaciones. He estado aquí desde el principio y estaré aquí hasta el final. ¿Quién caminará conmigo en esta próxima etapa de nuestro viaje en She’ar Yashuv y será el Remanente que regresa al Dios poderoso de Israel … Josué un israelita y Caleb un kenezita, un gentil, ambos con un corazón para los Bore Olam, ¿b’yajad? ¿juntos?

Shabbat Shalom y Jag Sucot Sameaj. Peggy Pardo