Dios puede ocultarse, pero siempre está aquí.
Quisiera referirme en esta oportunidad a una situación que vivimos en mi casa la semana pasada. San Salvador, es una ciudad que se abastece de agua de un río llamado Lempa, a unos 100 kilómetros a través de un sistema de tuberías que sube por el volcán de San Salvador, para abastecer aproximadamente a 1,8 millones de personas. Los que abrimos el grifo usualmente jamás nos damos cuenta del trabajo que hay detrás del suministro de agua, y de lo frágil que implica un daño a las tuberías hasta que algo malo sucede. Y en un momento determinado lo malo sucedió en horas nocturnas, originado por temblores, y a la falta de mantenimiento, sucede que hubo un fallo en los soportes de una tubería madre y en la línea secundaria, provocando el colapso de la tubería en un desfiladero de unos 20-25 metros de altura.
Para ser exactos, el fallo ocurrió el domingo 14 en horas de la madrugada. El unes 15 habían hecho una reparación rápida, pero insuficiente, porque al encender el sistema al carecer de soportes, la tubería colapsó en 4 horas debido a que la alta presión produjo una vibración que quebró aún más las tuberías. Ahora, la reparación fue una tortura para todos, para el gobierno por la presión pública, que terminó por el despido del presidente de la empresa de suministro de agua, y por la angustia de la población que recibió agua hasta el lunes 22. El trabajo fue muy arduo, 24 horas, y debía hacerse bien, se instalaron soportes adecuados, tuberías que se tuvieron que fabricar de emergencia, y activar planes de abastecimiento de agua.
En mi caso personal, tengo ciertos TOC´s (por llamarlos así) que me estresan y hacen perder mi paz: El desorden especialmente en la cocina con platos sucios, que me roben el sueño – me despierten una vez dormido-, luces en la noche encendidas sin utilizarse, la injusticia, las quejas sin base -pobre Moshé realmente lo compadezco- y la falta de agua en la casa, porque el agua nos llega diariamente 6-7 horas diarias en promedio lo que obliga a tener medios para almacenar reservas ante una emergencia.
Es así que llega el Shabbat anterior, en la que en mi “desesperación” de no contar ya con agua para lavar platos, bañarnos, para uso doméstico y con cierta escasez en supermercados del líquido vital para beber, salí en mi vehículo a buscar el preciado líquido. En mi mente iba como “superman” a salvar a mi familia de la deshidratación, sin embargo, me hallé con un tráfico impresionante, y sólo retorné con líquido para poder beber. Era la hora del mediodía y me sentía como el profeta dentro de la cueva, desesperado y sin sentido, no veía a Dios por ningún lado. Me sentía impresentable, sucio e incómodo por la situación que vivía. Me preguntaba, ¿dónde estás Señor? ¿porqué en Shabbat no me regalaste agua? ¡Sálvame! El día era claro, sin nubes alrededor. Sin embargo, al terminar la oración, aparecieron nubes que en cuestión de 15 minutos cayó mucha agua, realmente era un diluvio. Y el Eterno me iluminó, desvié el agua del canal de agua lluvia hacia todos los recipientes que teníamos. Y esto hicimos, los recipientes los llenamos en cuestión de 25-30 minutos, ya que era un caudal muy fuerte, llenamos incluso un 30% de una piscina donde mi suegro nos abastece en casos como este, y con ello pudimos cocinar, lavar platos, utilizarlos en los baños, y por supuesto, bañarnos.
Creo que esta experiencia de vida que he contado con bastante detalle era lo que el Eterno había preparado para preparar este mensaje de Vayelej.
Vayelej, “Y Fue”, es un mensaje que siempre lo había leído como un dialogo de Moisés hacia el pueblo de Israel, pero al leerlo oportunidad, pude observar que es un mensaje de Mohé hacia él mismo, hacia su impotencia frente a su final como líder espiritual, como ser humano y como profeta, como aquella impotencia de un padre de estar consciente que no podrá seguir ayudando a sus hijos, y claro, de la impotencia de sus oyentes frente a un final más que evidente. ¿Qué es la impotencia? Es una sensación en la cual nosotros no tenemos el control, no podemos cambiar la situación que la origina o no podemos incidir en decisiones que pueden afectar las variables que cambiarían el rumbo en que vivimos. Esta situación no depende de nuestro deseo, de nuestra fuerza. Se vive en carne propia y genera una frustración de la voluntad. En un ejemplo práctico, ¿se recuerdan mi impotencia frente al problema del agua? O ¿la impotencia durante los días de agonía de mi padre de bendita memoria?
Leemos el 31:2 “y les dijo: Hoy completo ciento veinte años de edad; no podré ya salir ni entrar más; y el Eterno me ha dicho: “Tu no pasarás este Jordán“. De alguna manera se refleja en estas palabras la impotencia humana frente a situaciones incontrolables, el día de su cumpleaños quizá mientras todos preparaban una piñata y un pastel para Moshé, él inicia con estas palabras duales, de alegría por cumplir 120 años, pero continúa indicando que su nivel espiritual había alcanzado su máximo potencial (no podrás salir ni entrar más) por lo que debía ahora ascender más allá de la capacidad del cuerpo para unirse con Dios.
Nosotros vamos a Dios yendo, “ir” Halajá, implica elevarse, ascender a niveles superiores de conciencia divina a través de las cualidades de Jojmá חָכְמָה, sabiduría o chispa inicial de la visión; elevarse con Biná בִּינָה, entendimiento, es decir, toma “jojma” en conocimiento útil y organizado, nos da la llave del “cómo”; y elevarse con Da’at דַּעַת, que es un conocimiento práctico, es la conciencia que permite una integración del Jojmá y Biná, es un “saber activo”, un conocimiento que permite la acción y aplicación en la vida diaria. Cuando Moshé sube entonces es que recibe y puede captar esta sabiduría del árbol de la vida. Por otra parte, “venir” “Bo”, es traer esta sabiduría de lo más alto, hacia el mundo material, al mundo físico, a través de Jesed, que es la bondad o el amor expansivo, a través de aquella fuerza positiva que hace que el “jojmá” fluya hacia afuera, es decir, permite compartirla como Moshé compartió las palabras del Eterno al pueblo; y Hod הוֹד, que es el esplendor o reconocimiento, que agrega al jojma la humildad, reconocimiento y permite comunicar el jojma efectivamente. Es decir, permite transmitir en palabras el Jojma a los demás. Y Moshé exactamente esto está expresando, “ya no puedo subir por más sabiduría divina y transmitírselas para que vivan por ellas”, y por lo tanto es necesario que suba ahora un nuevo líder (Josué) que “vaya y retorne” con las palabras del Eterno. Con esta impotencia sabe Moshé que generará un cambio importante, porque tendrán un sentimiento de abandono y de ocultamiento de Dios (Hester Panim הֶסְתֵּר פָּנִים) ya que su “transformador de energía por así decirlo” estaba yéndose de este mundo.
Esta sensación de abandono, la experimentará Israel cada vez que se aparte de los caminos del Eterno, cuando comentan errores, y el error es inherente al humano. ¿te has sentido abandonado por Dios? En mi caso, con el agua me sentí abandonado (olvidado) por el Eterno. Hoy Israel está siendo vetado más y más por el mundo, ¿será que alguna profecía está por cumplirse? En la asamblea de la ONU, Gustavo Petro, nefasto político colombiano, hizo un llamado para que las naciones atacaran con armas a Israel para detener el mal llamado “Genocidio Gazatí”, el cual ya hubiera terminado si hubieran entregado a los rehenes vivos y fallecidos. De hecho, el 24 de septiembre España ha enviado un barco de guerra para acompañar a la flotilla de Greta Thunberg. Acaso, ¿Dios ha abandonado a Israel cuando con el apoyo de Reino Unido, España, Irlanda, Francia, Canada, y otras naciones han premiado a Hamás con reconocer como estado a Palestina y a este grupo terrorista como sus gobernantes? ¿En qué mundo vivimos que llamamos a lo bueno malo, y a lo malo bueno? En donde las palabras se discuten no con palabras, sino con violencia, odio y armas. Miqueas 7:18 dice: “¿Qué Dios como Tú, que perdona el avón (iniquidad) y pasa por alto la peshá (transgresión) del remanente de su heredad?
Usualmente estas dos palabras nos desconectan de lo Divino, y aunque Dios siempre está allí, nos hacen caer en la ilusión de que Dios se ha escondido. Avon es un instinto que nos hace torcernos o desviarnos, es la debilidad interior que permite una deformación moral. Es aquello que mancha el alma, pero que es instintiva. A diferencia de Pesha (transgresión) que es como cruzar aquella frontera que sabemos que es ilegal traspasar, como la que atraviesan muchos indocumentados en la frontera sur de USA, sabiendo que es ilegal y es penado, deciden “transgredir” la frontera, es decir, es una rebelión consciente y abierta contra la voluntad de Hashem. Y nótese que el profeta usa dos verbos, perdona (Soleaj) el Avon, es decir, reestablece la relación y limpia nuestro instinto no controlado; y por otra parte “pasa por alto” el peshá, es decir deja sin rastro el mal, lo trasciende con compasión. No es por casualidad que el profeta dice en el verso 19 “echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”, es porque en su atributo de misericordia hace desaparecer la huella (rastro incluso que permite la trazabilidad de los hechos) del pecado como si nunca hubiera pasado. El mar es también un símbolo de ocultamiento, porque lo que cae al mar ya no está disponible a la vista. Sabemos que el Titanic está en el Atlántico, pero no lo podemos ver, y si vamos a visitarlo corremos el riesgo de morir en el intento. Asimismo, no busquemos los “titanic” propios y de otros en las profundidades del océano. Miqueas no dice simplemente que Dios “perdona”, sino que “arroja al mar”, para enseñarnos que la Teshuvá no solo corrige el pasado, sino que disuelve en el infinito de Dios nuestros errores.
Posiblemente estemos en aquel punto de la vida en que no podemos subir y retornar de la Presencia Divina, y que Dios esté oculto. Sin embargo, en medio de la oscuridad cierro con las palabras de este Shabbat Shuvá, que tomaré de Miqueas 7:20 “Darás la verdad de Jacob, la misericordia de Abraham, Que juraste a nuestros padres desde los días antiguos”. A simple vista es muy poético, sin embargo, acaso ¿Jacob no fue señalado como suplantador y habla de la verdad de Jacob? La misericordia de Abraham ¿no se perdió cuando rescataron a Lot de los reyes de Sodoma? ¿cuáles son los días antiguos? Este comentario me sorprende de personas que no han leído la Torá en su contexto, pero que nos dan esperanza en medio del ocultamiento de Dios. Jacob fue refinado a través de las pruebas que pasó en su vida, por lo que tiene mérito de tener el sello del Eterno de verdad, ya que dejó de ser Yaakov para ser Israel. Abraham es raíz del Jesed porque él reveló que el Jesed debe tener cualidad de justicia, aquella capacidad de pedir por gente que no merece misericordia como cuando pidió por la salvación de Sodoma y Gomorra. Es llamar a la compasión incondicional, al amor gratuito e infinito. “Que juraste a nuestros padres”, es decir, a Abraham, Isaac y Jacob; “desde los tiempos antiguos”, es decir, a la raíz primordial del pacto Eterno que está antes incluso de la creación del tiempo que conocemos hoy en día, es decir, hay esperanza aún en el ocultamiento Divino en este mundo.
La Parashá habla de un líder que está despidiéndose de este mundo físico y con la angustia que esto conlleva, y de un pueblo y de un nuevo líder que deben caminar con emuná אֱמוּנָה y con bitajón אֱמוּנָה, porque a veces Dios se oculta pero nunca abandona, y nuestra Haftará complementa esta idea con la visión profética de que aunque Israel cometa errores, Dios siempre regresa con compasión, fiel al juramento hecho a los patriarcas “desde los días antiguos”, a veces, sólo necesitamos humildad para pedir “ayúdame” o “gracias por salvarme”. Así, como a mí me pasó, Dios enviará su lluvia a tiempo y nos salvará.
Shabbat Shalom.
Mauricio Quintero
