23 Av 5782

¿Cómo equilibramos el mundo material con el espiritual?

La Grabación del mensaje: https://youtu.be/ygJ4cMJF9jI

Para este Shabbat, tratar de sintetizar tanta riqueza de la porción Ekev, ha sido un verdadero desafío, ya que al analizar verso por verso de esta porción, realmente es muy profunda con aplicaciones para la vida práctica. 

La palabra Ekev עֵקֶב suma 172 en gematría, el cual es un número simbólico muy hermoso, ya que en las 10 palabras (Aseret haDibrot), hay 172 palabras que lo componen, y al sumar 1+7+2 suma igualmente 10, lo que equivale a plenitud y el 10 equivale a la letra Yud (י), que también es una letra con significado profundo, porque es la más pequeña del alfabeto hebreo y no por ello de menor valor, la yud es la primera letra de cada línea que compone a la bendición sacerdotal que leemos en cada Shabbat, es la primera letra del tetragramatón . י-ה-ו-ה — Yud – Hei – Vav – Hei, hace alusión al judío ישראל ( Yisrael ) y a Yaakov יעקב , que tiene su raíz en Ekev, que simboliza la parte más baja del hombre porque el talón es la parte de nuestro cuerpo que usamos para pisar la tierra. Por lo tanto, nuestra misión es adentrarnos en las profundidades del mundo materialista e infundirle la Yud de Di-s, la Divinidad. 

Con lo anteriormente dicho, tenemos ahora la idea de que en esta porción es una explicación práctica a los mandamientos, los cuales funcionan como el talón, que conecta “la tierra” a todo el cuerpo, que conecta las partes más bajas del cuerpo con lo más alto, que me atreveré a repetir ciertas palabras de un artículo mencionado por la profesora Marisa Bergman: “Ekev es el cable a tierra y cumplirla “en consecuencia” nos permite crecer en el plano material pero también espiritual, para ser un recipiente de bendiciones de un Yo humilde conectado y agradecido. Trabajando nuestras propias midot (aptitudes personales) para disfrutar nuestras riquezas en todas sus variables. Por otra parte, también se refiere a que el cumplimiento de las mitzvot que debe comprender todas las partes del cuerpo, desde la más alta hasta la más baja del cuerpo. El talón simboliza la parte del cuerpo ligado al andar dado que la mitzvá es el camino que nos marca el modo de andar por la vida”.

Ekev, también es un conector relacional, en donde se exponen las causas-consecuencias o efectos de nuestros actos. En esta porción, leemos en Devarim 7:11: “Y sucederá que por causa de que oyereis estos juicios, los guardareis y los cumpliereis, el Eterno, tu Dios, guardará para ti el pacto y la misericordia que juró a tus padres”. Posteriormente Moisés menciona las consecuencias de la obediencia como bendiciones materiales, abundancia de hijos, seguridad, paz, entre otras bendiciones. 

Sin embargo, la Torá nos advierte del peligro de la bendición material superflua, no nacida de un corazón obediente, que no recuerda constantemente la bondad del Eterno y que se deja inflar para convertirse en un Yeshurún יְשֻׁרוּן como Moisés llama más adelante a Israel en Devarim 32:15, que en lo personal pienso que este tipo de bendición se convierten “Ilusiones” o en “cortinas de humo” que vienen a ser distractores del propósito de Dios. Esta “ilusión” nace de un corazón no agradecido, como dice el salmo 103:2 “Bendice, alma mía al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios – Barejí Nafshí et Adonai Veal Tishkejí Kol Guemulav.

בָּרְכִי נַפְשִׁי, אֶת-יְהוָה; וְאַל-תִּשְׁכְּחִי, כָּל-גְּמוּלָיו.

Moshé iluminado por el Eterno y con sabiduría de años, nos da la solución para no desviarnos en pos de otros dioses, y uno de ellos es el poder cognitivo de la memoria, y nos llama la atención para poder recordar. En esta porción leemos que debemos de recordar en 4 oportunidades: primero, en el (7:18) los milagros de salvación del Eterno cuando salimos de Egipto; segundo, (8:2) nuestra jornada de vida, todos los caminos que nos ha tocado vivir para llegar a ser quienes somos hoy en día; tercero, (8:14 y 8:18) a recordar al Eterno; cuarto, (9:7) a recordar nuestros errores pasados y nuestra naturaleza latente a fin de mantener nuestra perspectiva de vida. 

Quisiera detenerme en el 8:2-3 “Y te acordarás de todo el camino por donde te hizo andar el Eterno…. a fin de afligirte y de probarte para saber lo que había en tu corazón, si guardarías sus preceptos o no. Por esto te afligió y te dejó padecer hambre…  para hacerte saber que no sólo de pan vive el hombre, sino que de todo lo que sale de la boca del Eterno, de esto vive el hombre.” Cuando leía estos versos, se me vinieron a mí una situación de Yeshúa en el desierto luego de ayunar 40 días y 40 noches según leemos en la Besorá de Mattityahu capítulo 4, en donde Hasatán por medio de una necesidad física (alimentarse) se vale para hacer esta propuesta: “Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan”. Al leer rápidamente este texto, se podría pensar que el objetivo era que Yeshua “hiciera un milagro de convertir piedras en pan”, pero realmente lo que está detrás, es algo similar que ocurrió con Moshé y por lo que Moshé no pudo entrar a la Tierra Prometida, cuando Hashem le dijo que hablara a las piedras para que brotaran aguas, y Moshé enfurecido con el pueblo, golpea dos veces a la roca, si bien es cierto brotó agua, la gloria de dicho favor del Eterno fue atribuido a Moisés por lo que el Eterno le dicta según lo escrito en Bemidbar 20:12 “Y dijo el Eterno a Moisés y a Aarón: Porque no creísteis en Mí para santificarme a los ojos de los hijos de Israel. Algo similar ocurre acá, Yeshúa escuchó una voz probablemente surgido de su interior de un condicionante: “si eres … entonces….” Esto no es alimentar su cuerpo, es alimentar su ego, el YO para demostrar quién SOY y mis habilidades natas. Esto era dejar de creer en el Eterno para creer en sí mismo y atribuirse una gloria ajena para convertirla en propia. Es usurpar el Nombre Divino, es vaciar el Nombre Divino, ¿por qué? Porque le dijo: “dile -habla, abre tu boca como Hashem- a la piedra que se convierta en pan” usa la boca o emite una vibración para crear algo. Entonces ¿qué estaba pidiéndole su Yetzer Hará a Yeshúa? Conviértete ahora en un dios, por ello Yeshúa le respondió que el Único Boré Olam, Creador de vida es el Eterno citando a Devarim. Yeshúa había sido probado para saber qué había dentro de él, y la respuesta es sencilla: Había Torá. 

Asimismo, muchas veces nos preguntamos porqué sufrimos en esta tierra, porqué existe hambre, desigualdad social, enfermedades, trastornos, aflicciones, etc. La respuesta la encontramos en esa porción es: Primero, humillarnos, es decir, mantener los pies en la tierra y reconocer que lo bueno y las cosas aparentemente malas vienen del Cielo; Segundo, elevarnos, para darnos cuenta del potencial que tenemos. En lo personal recuerdo aquellos maestros que fueron exigentes y que me ayudaron a descubrir el potencial que tenía dentro de mí; Tercero, llevarnos al autoconocimiento, para descubrir quién soy, qué hay dentro de mí; Cuarto, llevar nuestro conocimiento a la práctica, no sólo de pan vive el hombre, sino de las palabras de Adonai. Tehilim 119:67 dice: “Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco (shomer) tu Palabra” y Tehilim 119:71 dice “Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer tus decretos (Jukkot)”. Como al final leemos en el 8:16 “a fin de afligirte y para probarte, para hacerte bien al final”. El Rabino Najman de Breslev menciona mucho esta frase: Todo es para nuestro bien, incluso lo aparentemente malo. El Eterno ve desde un ángulo superior al nuestro, y nuestras aparentes dificultades son al final para nuestro bien. 

Quisiera cerrar haciendo un paralelo de dos preguntas en el Tanaj, la primera la leemos en Devarim 10:12-13   Y ahora, oh, Israel, ¿qué es lo que el Eterno, tu Dios, pide de ti? Solamente que temas al Eterno, tu Dios, que andes en todos sus caminos y que le ames, y que sirvas al Eterno, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma; y que guardes los mandamientos del Eterno y sus estatutos que yo te prescribo hoy para tu bien. Ve’atah Yisra’el mah Adonay Eloheyja sho’el me’imaj ki im-leyir’ah et-Adonay Eloheyja lalejet bejol-drajav ule’ahavah oto vela’avod et-Adonay Eloheyja bejol-levavja uvejol-nafsheja. Lishmor et-mitsvot Adonay ve’et-jukotav asher anoji metsaveja hayom letov laj.

וְעַתָּה, יִשְׂרָאֵל–מָה יְהוָה אֱלֹהֶיךָ, שֹׁאֵל מֵעִמָּךְ:  כִּי אִם-לְיִרְאָה אֶת-יְהוָה אֱלֹהֶיךָ לָלֶכֶת בְּכָל-דְּרָכָיו, וּלְאַהֲבָה אֹתוֹ, וְלַעֲבֹד אֶת-יְהוָה אֱלֹהֶיךָ, בְּכָל-לְבָבְךָ וּבְכָל-נַפְשֶׁךָ. 

לִשְׁמֹר אֶת-מִצְוֺת יְהוָה, וְאֶת-חֻקֹּתָיו, אֲשֶׁר אָנֹכִי מְצַוְּךָ, הַיּוֹם–לְטוֹב, לָךְ

Leemos este mismo cuestionamiento en Micah 6:8 “Oh hombre, ya se te ha dicho lo que es bueno, lo que יהוה demanda de ti, que actúes con tzedakah, ames la rachamim y estés listo para caminar en modestamente con tu Dios”. Higid lecha adam ma-tov uma-Yahweh doresh mimcha ki im-ashoot mishpat veahavat chesed vehatsnea lechet im-Eloheycha.

הִגִּ֥יד לְךָ֛ אָדָ֖ם מַה־טּ֑וֹב וּמָה־יְהֹוָ֞ה דּוֹרֵ֣שׁ מִמְּךָ֗ כִּ֣י אִם־עֲשׂ֚וֹת מִשְׁפָּט֙ וְאַ֣הֲבַת חֶ֔סֶד וְהַצְנֵ֥עַ לֶ֖כֶת עִם־אֱלֹהֶֽיךָ:

Miqueas propone como exponiendo a un Yeshurún, haciendo un llamado de que la base del YO (Ego) no lo quiere Adonai, si leemos desde el 6:6 es como si una persona se acerca a Adonai presentando ofrendas de un valor más bajo hacia valores de mayor rango, comienza por holocaustos, luego becerros de un año (valor comercial más alto), luego millares de carneros y ríos de aceite (más valor para comprar al Eterno), y finaliza llegando a ofrecer un valor más alto para un ser humano, que la vida humana, en este caso, de su primogénito que sobrepasa cualquier valor comercial. Lo que nos damos cuenta, es que Miqueas no prohíbe lo anterior o indique que ya no se debe acercar al Eterno con ofrendas, sino que les dice que existe un valor superior que nace de nuestras intenciones, y responde en otras palabras: Primero, que retornen a la Torá, allí ya esta dicho lo que es bueno, y es donde calza perfectamente Devarim 10:12-13 que es andar en sus caminos, amarlo, servirlo con la intención correcta y con el alma, guardando las mitzvot (mandamientos de carácter social, es decir, hacia el prójimo), guardando los jukkim (mandamientos que no tienen base racional más que su obediencia). Segundo, actúa en justicia, con tzedakah, es decir, sé íntegro no seas de corazón pobre hacia tu prójimo.  Tercero, pon en práctica tu emuná, tu conocimiento a través de la misericordia, Rajamin. Cuarto, Integra tu ser, tu alma y cuerpo, tu mente y conciencia, tu nivel de equilibrio, para caminar de humildemente (Ekev con los pies en la tierra) con tu Dios. 

Ekev, en conclusión, es un llamado a la humildad para conectar el cielo (lo que respiramos) con la tierra (lo que pisamos), nuestra parte más baja (pies) con la más alta (cabeza), sentando la base para una Torá práctica, llena de agradecimiento a pesar las ilusiones aparentemente buenas o malas que vivimos a diario que al final serán para nuestro bien.

¡Shabbat Shalom!

Mauricio Quintero